En podología, el pie infantil o la podología pediátrica, constituye un área de estudio de suma importancia para la detección de anomalías durante las fases más tempranas del crecimiento y desarrollo del cuerpo.
En ésta área hay dos fases a tener en cuenta, los controles en el periodo de gestación llevadas a cabo por su ginecólogo de confianza el cual, entre varios parámetros a tener en cuenta se encuentran los pies, es esencial que el desarrollo de los mismos en la etapa intrauterina se encuentren en una posición que posibilite su correcto desarrollo, y en caso de no ser así, detectarlo para poder aplicar un protocolo de tratamiento posterior al nacimiento.
Sin embargo, si el recién nacido se ha desarrollado correctamente, es necesario tener en cuenta que los controles posteriores por parte de un podólogo son de suma importancia, especialmente a partir de los 3-4 años en donde podemos valorar, y de ser necesario tratar, anomalías como las sindactilias, clinodactilias, pies planos y posteriormente en fases posteriores del crecimiento 7 a 13 años detectar y tratar otro tipo de dolencias como la talalgia de sever, retracciones en la musculatura posterior de la pierna o alteraciones en lo que se considera una dinámica fisiológica.
Es por ello que el podólogo juega un papel muy importante en la observación, control, y cuando se precisa, tratamiento del pie durante toda la fase de desarrollo desde que se nace hasta que finaliza su crecimiento. 
Realizamos revisiones periódicas de cada paciente, corregimos deformidades en los dedos, uñas encaranadas, infecciones en los pies y deformidades de los mismos. La más común en nuestro día a día, son los pies valgos o más generalmente llamados “pies planos”.
Realizamos plantillas a medida para corregir algunas patologías junto con otros tratamientos como la rehabilitación , y en algunos casos, la cirugía.
Ponte en manos de los mejores profesionales en la Clínica Podológica Noemí Alberola.
